Arthur Rackham

Arthur Rackham

viernes, 29 de mayo de 2020

Divagues III

Tercera parte de mis divagues o "Escritos de una mujer indecente: breve selección de papeleríos escritos entre 2018 y 2020":



“Qué verán a la distancia que no vimos nosotros? Cómo nos verán? Cómo nos historizará la historia, si no somos nada, hoy no somos nada. Luego nos interpretarán según otra época, su propia época, y nosotros no seremos lo poco que somos, nosotros seremos ellos."

“No soy nada, soy un eterno retorno de lo ya dicho.”   


“Saber que no soy nada y que esto ya lo dijo antes Pessoa me hace sentir peor aún, más desgraciada. Pero, también, me hace sentir acompañada en la infelicidad que es no poder hacer nada y sentirse eco de otro.”   

“Así nos vamos haciendo,
de a baches;
somos muñecos mal cosidos,
de colores distintos
y ensamblados con parches."


“Encontré un objeto extraño en la vidriera de la esquina que decía ‘No tengo valor estético, ni valor de uso, pero sí un precio. ¿Me comprarías?’. Lo compré y lo tiré a la basura. Algo así no podía existir."


"Todo tiene que ser desvirtuado, desvirgado,  trastocado, roto. Todo tiene que morir".  -sobre los discursos acerca de ideas inútiles e inverosímiles como "la patria", "la libertad", "la revolución", "la felicidad", etc etc etc."

“ARDE, ARde, arde, y se apaga.”  


“Las calles adormecidas por el paso acostumbrado."

“Berger sabía. Todo lo que podemos decir sobre un objeto (lo que vemos) no es más que una aproximación, nunca lo que realmente vemos, que, al fin y al cabo, no puede ser explicado con palabras."   


“Dreary mornings and lonely nights.”   


“Ayer caminaba por las calles de Belgrano pensando en una idea nueva que me señaló el título de un diario mojado tirado en la vereda. Al que lo tiró le debe haber resultado una frase estúpida. A mí me interesó, y caminé distraída, haciendo paradas en esquinas y deteniéndome frente a fachadas antiguas de casonas añejas, quizás deshabitadas o habitadas por uno o dos. En fin. Mi cabeza giraba en torno a los sueños: ‘sueños sensuales y terroríficos’, sueños casuales, lo sensual de la mano del terror, el terror de la mano de lo sensual, lo sexual, el morbo, la percepción extasiada ante el terror, el deseo de dormir y su extraña relación con el soñar, el dormir con el terror, la noche lo negro y lo sensual, los sentidos exaltados, el orgasmo como pulsión de muerte, soñar morir y morir soñando, etc. Cuando concluí mis divagues –sin concluir, sin llegar a ninguna sentencia, por supuesto- descubrí que me había perdido, el ajetreo de la calle y el calor me absolvieron de la cárcel y la condena del pensamiento." 


“En el principio era la Palabra, en el final, el silencio.”


"Agudiza la soledad de la noche
 el gin más alimonado,
 el vino de la uva más ácida
 cuyo color oscuro parece teñir
 el cielo de carmesí.

 Agudiza el silencio nocturno
 esta borrachera punzante,
 este caminar divagante
 por Callao y Santa Fe.

 El fuego se consume.

 De fondo escucho un swing de saxo y platillo,
 mientras cae un árbol en el desierto
 y amanece en Japón.
 (Son las 12am, esa hora incierta
 en la que uno no sabe
 en qué casilla del calendario está parado).
 Durante horas imprevistas,
 eclipsadas por zumbidos ficticios,
 hoy ya no es hoy,
 hoy es mañana."


"En el espacio del texto pueden unirse los opuestos, incluso los significados más contradictorios."
 
“Hay que decir todo hasta el punto de agotar lo que no se diga, imposibilitar su existencia."


“Imposibilitar la existencia de lo no dicho para que todo sea dicho."

"Pessoa era astuto, sabía
-quizás, como nadie-
que amar es rendirse,
que amar es inmolarse,
que amar es ser herido y herirse.
Me pregunto por qué
todavía yo no lo escucho."   


"Me gusta leer, estudiar, escribir, releer, sumergirme en la ficción de intentar conocer y saberlo todo. Soy adicta a la ficción. Me da cierta paz y placer, me produce cierto olvido de mí."
"La leche y las galletitas surtidas de la tarde. Momento detenido. Imagen poética."


"Recuerdo la casa de mis abuelos de Liniers, era enorme, tenía un patio chico primero, donde jugábamos, y la pelota se nos iba entre las plantas, a veces se nos perdía por un recoveco estrecho, un garage que tenía una puerta con vidrios anaranjados. Al fondo había otro patio, más grande, al que no íbamos casi nunca porque había herramientas, estaba el taller de mi abuelo, y una escalera herrumbrosa y tembleque conducía a la terraza que no recuerdo cómo era. En ese patio, había caracolas enormes -como la casa-, nuestro abuelo nos las daba para escuchar, nos decía que se escuchaba el mar, y yo me lo creía, levantaba un caracol enroscado, grande como la palma de mi mano, y prestaba atención al sonido, emocionada, extrañada, creía escuchar el agua y el verano de Mar del Plata".  No sé por qué, se me vino a la cabeza esa imagen. Recordé de la nada –sin una magdalena remojada en el té que me lo revele- esos momentos, ese patio de la casa de Liniers, y a Nino o a papá, o a ambos, mostrándonos a Chris y a mí esos caracoles rugosos y enormes posados sobre la paredcita de cemento que rodeaba las plantas. Me pregunto en qué habrá quedado todo eso, si esos caracoles seguirán ahí, conduciendo hacia el mar."


"Hoy hice los ñoquis de la abuela. El 21 de abril siempre fue un día hermoso, para estar alegre, en familia, festejar. Hoy la abuela hubiese cumplido años. 82. Es el primer cumpleaños sin ella. Creo que no hay mejor forma de honrarla y recordarla que de esta manera. Haciendo los ñoquis que ella nos cocinaba a Chris y a mí con tanto cariño y dedicación. Con un lindo almuerzo entre los cuatro, sin ella, sí, pero teniéndola siempre presente, en nuestros recuerdos, en nuestros dichos y costumbres, en nuestras miradas cómplices, en nuestras sonrisas. Ella decía eso. 'Quiero que me recuerden con una sonrisa."


“Para qué tantos libros, pensamientos, conceptualizaciones rebuscadas como ‘la experiencia’, ‘el archivo’, ideas complejas como el ‘tetragramaton’, inventos científicos, si nos seguimos sintiendo mal por simplezas como esa porquería y estupidez que llaman amor."


“Mañana tengo que ir a Belgrano, luego a Boedo, a Balvanera y a Barracas. Me detengo en la azarosa red de barrios que comienzan con la letra capital ‘B’ y que voy a tejer, desde temprano, yendo en subte. Mientras me baño pienso en esto, la coincidencia con lo que estoy leyendo para Literatura del Siglo XX me causa extrañeza y estupor: autores que empiezan con la letra ‘B’, como Barthes, Blisset, Brecht, Benjamin. Nombres de barrios y de escritores. ¿Con qué hilos misteriosos y absurdos enredaron los fastos mi semana? Aún más, en la casa de mi amiga que vive en Boedo tengo que tocar el bajo. Y como siempre, no dejo de pensar en la abuela Betty. Una vez más, la B me persigue."

"Y al final no hice nada de eso. No anduvo el subte, no pude ir ni a Belgrano ni a Boedo, se canceló el ensayo y no toqué el bajo, etc. Así es lo mío. Todo se cancela, todo se viene abajo."


“¿Cómo iba a cargar con el dolor en su nombre si apenas podía soportarlo en el cuerpo? Después del horror y la muerte, después de la gran guerra. Cuando llegó a Buenos Aires, mi bisabuela dijo que se llamaba Ada. Quiso negar, olvidar, tachar su nombre. Adolorata. Rompió sus documentos. Luego, vendrían los trámites y, obvio, los problemas, pero no, no llevaría el dolor inscripto en su nombre. Papá me lo contó recién ayer, aún sabiendo cuánto me gustan las historias, las anécdotas, los pequeños detalles de las memorias familiares. Yo no debería escribirlo, yo también debería callar. Pero no puedo." 


“Yo soy producto de todo aquello. La historia atraviesa mi sangre. En la miel están también las abejas."


"We still believe in someone else’s will”


“Y hoy, siglo XXI, paradójicamente ocurre el regreso del yo. Más aún, nunca se fue, se niega que se fue. Hoy se lo glorifica, se le rinde culto, cada uno ama a su yo. Se afirma en imágenes, en palabras, en Instagram, en Facebook, etc, etc.”


“La apreciación estética de la vida, el éxtasis al mirar una ventana derruida, al tropezar con el adoquín más negro y la alcantarilla mal cerrada, al encontrarse con una bolsa de basura abierta, al ver la pintura de las casas descascaradas, al contemplar un farol todavía funcionando, y un semáforo en rojo en el medio de la calle oscura; el placer del olor al asado de la esquina y a la grasa de la panadería que impregna el aire del mediodía, la risa de una niña jugando en los charcos o entre las hojas secas; el goce ante una puerta herrumbrada, ante un edificio del cemento más gris y rugoso, ante los vidrios empañados de un café, ante una pluma de paloma cayendo sobre la vereda, ante la caminata al borde de una ciudad absurda y gigante. Detenerse, mirar con otros ojos como si estuvieras al borde de morir y quisieras retener en un fogonazo la vida; rescatar y resguardar, para sí, las cosas ignoradas, las cosas no vistas, las cosas a las que nadie les dio valor."
“Black nightshade, kaya, tomatico del diablo, hierba mora, solanum nigrum. Tenemos una planta en nuestra casa que es venenosa y narcótica, familiar de la belladona, oriunda del África."


"’Todo lo que está bien’. Esa frase genera complacencia. Imágenes bellas, cute, nada que incomode, perfectos cuadros hechos para deslizar la pantalla y poner ‘me gustas’. Todo light, todo liviano, así debe ser. ¿Por qué no desagradar a la gente?"

“La letra, la escritura y la vida."

"Hay algo que me conecta con Silvina, la señora de Adrogué que dejó innumerables objetos, pinturas, cacharros y libros escritos por ella. Una acumuladora compulsiva, una guardadora de piltrafas y deshechos. Tras esta máscara donde se mezclaba la obsesión y –quizás- el alzhéimer, siento que todo guarda un sentido. Siento que ella fue una mujer extravagante que me dejó un mundo, una sibila que sabía que una ínfima parte de su cosmos me llegaría tarde o temprano. Algo me conecta a ella, a su vida, a través de las primeras páginas de sus libros y su letra, plasmada en las hojas amarillas con dedicatorias y pequeños mensajes, con fechas que ya nada significan y su firma temblorosa." 

’Hay esperanzas, pero no para nosotros’, dijo Daniel Link al final de la última clase.
(No sé por qué sigo archivando, recortando, pegando, escribiendo cosas. ¡¿Quién me va a leer?!).


“¿Posmodernismo? Si la Modernidad está fundamentada en la diferencia, la esclavitud y el racismo –cuestiones que le son constitutivas, ‘es el tiempo del enemigo’, diría Esposito-- ¿la posmodernidad indica una superación de estas cuestiones? Hoy en día, sin embargo, el racismo sigue existiendo y, creo, está más presente o nunca pudo ser desmontado. Entonces, qué es la posmodernidad si aún nada se ha superado. Estos son problemas que surgen cuando las afirmaciones y construcciones que se hacen del mundo se realizan ciegamente, mirando sólo una parte de la historia y la filosofía, y cuando las definiciones intentan ser definitivas y totalizantes. Limitémonos a considerar que los cuarenta años de posmodernismo –o más, quién sabe- se corresponden solamente con la estética y una parte del mundo del arte. Porque con la posmodernidad –si existe, si acaso es realmente algo- no debería existir eso que todavía funciona y se llama ‘patria’ o ‘nación’."

"Quiero que mi hijo se llame Sísifo, para que sepa de antemano que la vida es una cuesta arriba."

"Ahora sí,
adiós a las letras,
hola a las armas."

"No puede ser que siga existiendo el mundo, allá, afuera del tren, del otro lado de la ventana, en el medio de la espesura oscura. Quién sabe a quién le pertenecen esos faroles, esos autos, esas casas débilmente iluminadas."


"La imposibilidad de decir y desdecir."


"Es difícil intentar crear algo y no morir en el intento.Tantos escritores, tantos artistas lo han hecho."

"Según Steiner la invariancia, la uniformidad, elimina las últimas huellas de la espontaneidad y de sorpresa que han quedado luego de la caída de la cultura y del lenguaje."


“Escribir, releer, corregir, publicar de algún modo,
 mañana, pasado, cuando tenga tiempo.”


"Quizás sea la ficción la que esté imposibilitada hoy por hoy, y no yo al escribir, o ambas."


"Escupir de vez en cuando hace bien. Y ahora, con barbijo, cómo voy a hacer para arrojar moco, saliva, para desbocarme, para gritar sin morderme los labios; deberé respirar hondamente o tragarme todo. Intentaré no asfixiarme."

"Según Wikipedia, Melisa era sacerdotisa de Deméter. “Fue despedazada por sus vecinas, que intentaron hacerla desvelar los misterios en los que había sido iniciada por la diosa. Como castigo, Deméter mandó una peste que asoló el  lugar e hizo nacer abejas del cuerpo de Melisa". ¿Terminaré así? ¿Eso será lo que me depare el destino?  Veo mi vida signada por un nombre."

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