Impresiones
“Ay el amor, con todas sus aristas”.
“Ay el amor, con todas sus aristas”.
"Buscar en la penumbra
de una sala al atardecer
tu rostro.
Escucharte respirar,
y sentir tu cuerpo
junto a mi cuerpo.
Seguimos siendo abstractos
y amorfos, a estas horas,
borrados como si fuéramos polvo,
confundidas nuestras formas,
entrelazadas como pétalos
sin abrir.
Sólo el tacto,
sólo la presencia
afirma nuestras líneas,
Aunque la tarde huya
y ya se haga de noche".
“Mirar cómo anochece y se prenden las
luces de casas con sombras de gente anónima, mientras nosotros estamos
abrazados, juntos, en la penumbra de la sala y la luz escasa de una luna creciente
nos baña el rostro”.
"Su boca contra mi boca,
sus ojos mirándome,
sus pupilas oscuras,
como negros abismos
me penetran,
y siento que caigo,
que me voy por ellos.
Ayuda, ayuda…
Creo que me gusta.
Y tengo miedo"
“Sobre quién estoy respirando,
sobre qué labios estaré apoyando mis
labios,
sobre qué monstruos estará descansando
mi cuerpo,
sobre qué pasados, y sombras, y luces estará
siendo contrastado”.
“La otra vez miré hacia arriba y no vi
el cielo. Edificios enormes se inclinaban sobre la calle, cubriendo todo. Me
detuve en algo que nunca antes había notado: rostros, miradas, máscaras de
cemento impertérritas, siempre observantes, sobre los umbrales de puertas de
casas antiguas. ¿Hacia dónde miraban ellas?
Hacia abajo,
a la calle,
a mí”.
“Hablar con vos es caer en un agujero
negro, es sortear la rutina y vivir en un lapsus sin tiempo. Si todos somos abismos, intentemos
llenarnos con esto; aunque sea poco, ya es mucho”.
“Verlo llegar caminando hacia mí y que
se detenga, y que me abrace, y que caminemos así a torpes pasos, tan
hermosamente ridículos los dos, mientras una mujer apurada y con malhumor nos
pide permiso”.
“Sentí que estábamos solos, estaba sola tratando de abrazar y retener a un alguien distinto a mí, simplemente para afirmar una existencia que no fuera yo”.
"Un roce contra mi saco, una leve brisa
fue todo lo que dejó ese otro, no llegué a verle el cuerpo, su cara, siquiera
si tenía cara. Se sentó y se levantó. Pero no me detuve en él,
porque no era él en ese momento,
claro está, hasta ese momento no era él.
Me detengo en él sólo porque lo estoy recordando ahora. Ese día el él era un otro".
"Éramos dos oxímoros. Una aporía en el
mismo sintagma, en el mismo beso".
Cortocircuito orgá(sm)nico
"Una corriente electrificada como el subte en el
que lo conocí vibra en mi cuerpo y, ahora, suspiro su nombre, mientras vapores
animales atraviesan nuestras gargantas, desgarran nuestros labios y desaparecen, como
gritos, en el aire nocturno. La electricidad inyecta sus agujas en nuestros
cuerpos que trepidan acompasados, traspiran, jadean, mueren en besos de agua; y
entonces se produce el alarido agudo, el cortocircuito, el shock orgánico, y la
electricidad se consume para, sólo luego, dejarnos dormir”. “El amor es tiempo. O su mejor muestra es el tiempo; el que uno invierte en el otro y decide pasar conociendo, charlando, besando, mirando, acompañando. Es la mejor muestra de afecto y amor, el querer estar minutos y horas junto al otro. El tiempo es dinero, trabajo, fuerza, vida fluyendo, vida que se va y no regresará. Perder el tiempo es estar más cerca de la muerte. Y que quieran gastarlo e invertirlo en uno, a pesar del pasar y de la muerte, es de lo más lindo; eso es afecto y cariño, eso es amor”.
“Dreary mornings and lonely nights”
“A veces los objetos reemplazan a la gente. Todo
eso, más o menos, me recuerda a vos, y a nosotros ahí, juntos”.
“Los árboles se mecen en la oscuridad de una noche silenciosamente
fría, y el viento entra, sin pedir permiso, por la ventana abierta de la
habitación y refresca nuestros cuerpos,
que respiran, y dormitan, y nuestras bocas todavía ríen, y nuestras voces
todavía hablan a estas horas de madrugada. Ojalá todas las noches fueran como
esta noche, y todos los días fueran como cuando estamos juntos, y felices”.
"Me gusta esa hora en que el día le
cede su lugar a la noche, cuando
el cielo está mitad azul y mitad
anaranjado coronado por una cuña blanca,
la luna que reclama su puesto y deja
al sol a un costado, en un margen
u orilla. Me gusta esta hora en que la
ciudad titubea ante las sombras
y las casas todavía no prenden las
luces, negándose a abandonar el día
y a aceptar el definitivo reinado de la
noche." 6-07-16
(Todas las fotos fueron sacadas por mí, mientras observaba los atardeceres de Buenos Aires desde mi ventana)
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